sábado, 23 de abril de 2016

Elaboración del comentario crítico
Texto: Cartas a quien pretende enseñar de Paulo Freire
Por: Kathia Inés Hernández López
La realidad de quien pretende enseñar: Maestros(as), es precisamente  a quien se dirige Paulo Freire en el texto: Cartas a quien pretende enseñar, incluyéndose en ello como maestro,  a la vez  que critica el autoritarismo y la manipulación acerca de la práctica de la educación, la fragilidad de los vínculos humanos para el logro de la “calidad de educación” y transformación de ella; así mismo cuestiona  el estado de vida poco digno de los maestros y maestras, como la justificación que hace el “sistema” de ser ellos (los maestros(as)) obstáculos para la consecución de políticas educativas, llegando  a ser estas afirmaciones y  “verdades” aceptadas por la sociedad, y reafirmadas en la baja estima  profesional  a quienes tienen como facilitadores de aprendizajes sin dialogarlos.
En la búsqueda de una formación integral para los educadores, Paulo Freire, rescata el valor de su experiencia, creatividad e inteligencia como materia prima de su propio proceso educativo en “la unidad de la teoría y la práctica para la reflexión y perfeccionamiento pedagógico” como derecho y condición de ser en su ejercicio profesional, olvidado por el mismo educador en el afán de conseguir mejores condiciones económicas.
Freire se refiere a estos dos temas:(des)profesionalización y (des)valoración, proponiéndonos reflexionar sobre el amor como parte integral de la calidad en el educador y en el estudiante, desde la expresión de “tía”, como sustitutivo de maestro(a), del cual puede evocar una significación distinta al de la persona que enseña y si, vincularse con alguien cercano a la familia, prestándose para confusión.  
El texto Cartas a quien pretende enseñar, lo componen  diez temas,  presentados por el autor en diez  cartas que fortalecen la trayectoria fundamental de Paulo Freire, tan cuestionado por ello, como son: Diferencias entre enseñar y aprender, Las fuentes (y la aceptación) de la inseguridad y el miedo, La opción por el magisterio, Las cualidades del buen educador, El primer día de clases, La relación entre educadores y educandos, La diferencia entre hablar al educando y hablar con él, Los vínculos entre identidad cultural y educación así como entre contexto concreto y contexto teórico, El tema crítico de la disciplina.
En la primera carta La relación enseñar-aprender. Lectura del mundo- lectura de la palabra, manifiesta  la necesidad de la formación del maestro, la capacitación y preparación un proceso de graduación permanente y continua de quien enseña. Así como leer, va amas allá de repetir  fragmentos de textos, la enseñanza, tampoco es trasmitir conocimientos; leer no es fácil, pero trae satisfacción al descubrir lo que era oculto en la relación del objeto comprendido en la lectura crítica  y la relación con los otros, tanto de la lectura de la  palabra como de la del mundo.
En la segunda carta,  Freire trae a relucir el temor e inseguridad que paraliza, en este caso de lo abstracto en textos que no se logran comprender; “lo difícil” de ello  que te lleva a renunciar al disfrute que puede llegar a ser por ejemplo la comprensión del objeto y los objetos en relación leídos. El miedo (en el sujeto) a enfrentar lo desconocido (situación u objeto que provoca el miedo) no tiene edad; desconocer las razones, impide enfrentarlo, impide acercamiento al conocimiento.
Cuando el estudiante lee a quien pretende enseñarle y encuentra en él, ese dispositivo para aprender y enseñar, que le ofrece los medios para hacerlo a través de  la lectura de la palabra, del mundo como texto, en medio de dificultades, miedos, y superarlos, se podría pensar en un maestro(a) para quien el magisterio no fue su última opción de “vida”. La tercera carta hace alusión a ello, hacer las cosas que nos gusta, hacer con amor nos permite disfrutarlo, a diferencia de quienes expresan “Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad” u oportunidad, porque me toco.

La actitud del lector ante la comprensión del texto es importante, debe reconocer su capacidad de respuesta y tener conciencia que no puede huirle, más bien “armarse” con los instrumentos que todo aquel que estudia debe aplicar pacientemente; no es fácil por ejemplo que mientras haces la lectura protegido de los instrumentos, en tu lectura comprendas objetos y a su vez sujetos que decidieron rendirse,  su elección por la comodidad fue su preferencia, antes que llegar a la inteligencia como fin de quien estudia. La lectura es más que signos en textos, implica responsabilidad ante quienes se enseña ya que ellos también leen a quien pretende enseñarles; sus problemáticas constituyen y reconstruyen lenguajes escritos leídos y hablados, las consecuencias de la lectura crítica harán posible la tolerancia de quienes toman decisiones distintas y como dinamizador para el logro de metas en medio de obstáculos, que la educación bancaria prefiere para dominar.
Educar tiene consigo “ser ejemplo, molde y modelo” social, y  político; en  la escuela se simula y reproduce  la realidad social. En quien enseña y aprende está la gran responsabilidad de transformar realidades desesperanzadoras, transformarlas a partir de su ser como texto de quien aprenda de él se enamore de la educación.
Al iniciar la lectura del texto Cartas a quien pretende enseñar de Paulo Freire, sonó interesante su título, la palabra “pretende” incita  a repetirla una y otra vez, tenía una significación personal: “aspirar a algo muy por encima de” y es que quien pretende enseñar hoy: Maestro(a),  tiene un gran desafío, sobre todo enseñar a la infancia y adolescencia en la modernidad y en situaciones poco favorables…es ser  protagonista, en medio de la relegación en que el sistema político, económico y social tiene al educador…  ¡es un reto y un honor!
Freire se refiere a que no es extraño que tanto para los estudiantes, desde la más corta edad, hasta quienes cursan posgrados, la expresión “esa lectura es difícil” se hace voz en las aulas de clases y en sus propias vidas; la apatía por la disciplina en el uso de herramientas como los diccionarios y otros textos de consulta  sigue convirtiéndose en una carga, porque la escritura como la lectura no han sido ofrecidas como “una razón de existir” en los seres humanos, es una obligación en la “sociedad cognitiva”, es  leer de lo que se va a calificar, no a disfrutar.
Hoy el “entrenamiento” de la lectura y escritura sin sentido desde la primera infancia, ha olvidado la oralidad con  la cual se relaciona; leer y escribir significa responder a unas pruebas y a unos formatos, tanto para quien aprende y para quien pretende enseñar. Las marchas con las cuales se busca conseguir reivindicación de la dignidad de los maestros(as), deberían ser una razón para dialogar, leer objetos en su interacción, comprender, criticar, escribir, pero distan de serlo, esta lectura se le deja a los medios y a otros profesionales que lo hacen desconociendo verdades sociopolíticas y económicas dominantes en las cuales están sumergidos también por la ausencia de la lectura crítica, se ahogan contemplándola y reproduciéndola.
Para quien pretende enseñar, hacer de su graduación un proceso constante de lectura del mundo, de sí mismo y de otros como textos, capacitándose constantemente, aprendiendo, es costoso; es entrar en una lucha entre “la realidad y la verdad que puede liberar y alentar” a través de la  enseñanza critica con lecturas difíciles, en  lo cotidiano, sin oportunidad de abandonar en las dificultades de lo abstracto lo que puede ser placentero, si se estimula y aplican instrumentos necesarios; seria contribuir a nuestra historia social en la pretensión de enseñar y aprender hoy a hablar, escribir y leer en la relación social.
Un maestro convencido, convence de su reconocimiento, un maestro transformado, transforma; un maestro que convierte la capacitación en un proceso personal, constante, no se rinde ante el miedo de los obstáculos, sino que reconoce sus debilidades,  usa los instrumentos para enfrentarlos y alcanzar el éxito propi y de quienes enseña, es un maestro que lo enseña, que logra ver en sus estudiantes la superación de los obstáculos de estudio y de oportunidades para su proyección de vida futura, es un maestro que se le reconoce como indispensable socialmente por su labor y función en la lectura y escritura del mundo y de los mundos.
La criticidad permitirá expresar la lectura de textos con escrituras que respetan las diferencias, ya no como espectador, sino como autor y actor responsable de proyectos de vida institucional humanístico ético. 
Es importante anotar que la intención del autor sigue cobrando vigencia en nuestra época e influyendo en otros escritores y  pedagogos que de una u otra forma   enriquecen con sus críticas  y reflexiones la educación, y a quienes pretendemos enseñar hoy. Un ejemplo de ello es el  aporte que hace Diego Fernando Barragán Giraldo con su escrito: Textos difíciles y lectores incapaces, en el que toma la voz de William Ospina para expresar: “yo creo que no se trata de que alguien finalmente lea un libro, el desafío está en iniciar a alguien en una vida para lo cual los libros sean luz y compañía, tengan la frecuencia de un alimento y la confianza de una amistad”.
Visionar como maestros(as)  que “la lectura y la escritura sean una razón de existir” en el dialogo y las relaciones, es cuestión de transformarme primeramente yo, Gadamer se refiere a la lectura como la posibilidad de conocer, tomar decisiones más libres, dejando de ser ignorante, refiriéndose a la importancia de los procesos en lecto-escritura  desde la primera infancia para la formación en la   toma de conciencia crítica, un reto para la transformación social.
Continuar siendo “dominados”, relegados en la toma de decisiones de políticas educativas y en general, vivir atemorizados por la normatividad o frustrados por los resultados educativos presentes sin esperanza posible de mejorar a futuro, hace parte de la lectura que hacemos y como la hacemos, está en nuestro pensamiento, por lo tanto es acción, es palabra, es historia y presente, es aprender a hacer.
Nuestros niños, niñas y jóvenes, que son nuestra “sociedad”, nuestro mundo, nuestro valor incalculable, requieren con urgencia ser formados en la escritura, lectura, sin descuidar la oralidad en que la autonomía, la  responsabilidad para decidir como ciudadanos y proyectarse sea benéfica personal y socialmente, a partir de las habilidades comunicativas, haciéndoles partícipes, críticos  en  la colaboración, en la convivencia, dejando de ser cosas dominadas e individuales, iguales en el pensar y actuar como modelo tradicional, favoreciendo a quienes dominan y marcando aún más las carentes oportunidades a partir de la reflexión y el dialogo.
Es usted y yo, nosotros, quienes podemos hacer posible que las oportunidades y la equidad sean una realidad, los valores en la humanidad no sean utopía ni viaje a donde no anclar, el pensar en un proyecto de vida sea social, más que individual, a partir de las propuestas educativas nacientes de quienes pretendemos enseñar y no de quienes desconocen esa realidad: Educar y Formar para transformar realidades, en que enseñar es un honor, un privilegio, un viaje en que avanzar e iniciar… es enseñar a ser personas entre personas con dignidad, con derechos, y con responsabilidad social.



                                                                                                                                    


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